Efectos gastrointestinales (GI) de los polioles

Los polioles como el sorbitol y el xilitol, también conocidos como alcoholes de azúcar, son productos poco digestibles que pueden sustituir al azúcar en cantidades similares. La mayoría de los polioles no son tan dulces como el azúcar y, como el organismo los absorbe en forma incompleta, tienen menos calorías. Dado que los polioles solo se digieren y absorben parcialmente en el intestino delgado, alcanzan el intestino grueso, donde son fermentados por bacterias. La fermentación de los hidratos de carbono no digestibles lleva a la producción de compuestos que, por ejemplo, sirven como nutrientes para las células del colon y producen gases que abandonan el cuerpo en forma de flatulencias. Además, el agua acompaña a los polioles no digeridos y no absorbidos hasta el intestino grueso, donde se reabsorbe. El grado de dicha absorción depende de la capacidad del individuo. El agua que no se absorbe ablanda las heces y se elimina con ellas. Por lo tanto, el consumo de polioles podría producir un ligero aumento en la frecuencia de las deposiciones y una consistencia más blanda de las heces. Estos efectos laxantes y de fermentación son comunes en todos los hidratos de carbono no digestibles y en las comidas que tienen abundantes cantidades de ellos, como los porotos, el repollo, la cebolla, las uvas, las pasas y otras comidas con alto contenido de fibras.

La percepción de los efectos de los polioles puede ser diversa, dado que cada persona responde en forma diferente. Por ejemplo, algunas personas pueden considerarlos preocupantes mientras que otras pueden verlos como una señal del funcionamiento de las fibras. Por otra parte, los efectos pueden variar de una persona a otra o en cada ocasión, dependiendo de la sensibilidad individual y de la cantidad de polioles que se ingieran de una vez, el tipo de poliol que se ingiere y los demás alimentos que se ingieran junto con el producto que contiene polioles. Cuando se ingiere un alimento que contiene polioles como parte de una comida, el tiempo de tránsito a través del tracto gastrointestinal  (GI) se prolonga, lo cual permite que se absorba más agua y se fermente una mayor proporción de los polioles en el intestino grueso. Esto significa que los efectos gastrointestinales podrían verse reducidos o pasar completamente desapercibidos. De la misma manera, si el alimento que contiene polioles se consume lentamente en el tiempo, se obtienen beneficios similares. Consumir productos que contengan polioles frecuentemente aumenta la tolerancia a los mismos y reduce sus efectos secundarios debido al aumento relativo en la cantidad de bacterias capaces de metabolizar el poliol.

Las características de los polioles responsables por sus beneficios (propiedades sanas para los dientes, muy poco aumento en el nivel de glucosa en sangre, menos calorías) y por sus efectos gastrointestinales son básicamente las mismas para todos los polioles, por lo que todos ellos pueden tener efectos laxantes cuando se ingieren en grandes cantidades (sobrecarga fisiológica). El funcionamiento intestinal “normal” varía de un individuo a otro y, por tanto, también lo hace la percepción de la digestión. Los efectos gastrointestinales derivados del consumo de alimentos con polioles, si es que ocurren, suelen ser leves y temporales. Si una persona considera que se ve afectada negativamente por los polioles, debe reducir la cantidad que ingiere en cada ocasión. La mayoría de la gente se adapta a los polioles luego de algunos días, al igual que ocurre con otros alimentos con alto contenido de fibras. Muchas personas han aprendido a comer solamente una pequeña cantidad de productos sin azúcar en un principio y luego aumentar gradualmente la cantidad de estos alimentos en la dieta. Como ocurre con cualquier comida, los alimentos que contienen polioles deben consumirse en cantidades moderadas.